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sábado, 27 abril 2024
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Viernes 13: El horror es la repetición…

Las primeras entregas de la saga de Martes 13 pueden ser consideradas como películas de terror hechas en serio y sin mucho espacio para el humor. El reiterado recurso de resucitar al asesino Jason Voorhees en el comienzo de cada una de las continuaciones y la brutal -así como estrambótica- galería de muertes por él propiciada degeneraron el horror propuesto por el astuto productor Sean S. Cunningham y el director Steve Miner (responsable de la segunda y tercera parte, quizás las mejores de todas las realizadas) hacia el terreno de la comedia negra para la cual Jason siempre se ha manifestado como un lacónico y a la vez diestro ejecutor. Eso sí: al hombre no le pidan sutilezas…

Sabe Dios qué pasa a nivel subconsciente por la cabecita de los fervientes adeptos a esta serie de subproductos cinematográficos que la convirtieran en un auténtico fenómeno de la cultura pop allá por los lejanos y añorados años ochenta. No obstante, me animaría a formular una teoría. El escritor Kevin Williamson en su brillante guion para Scream: vigila quién llama (Wes Craven, 1996) resumió a la perfección el ABC de estas historias de contenido moralista en las cuales sólo sobreviven o prevalecen aquellos que no fornican, no se drogan, ni llevan una vida disipada o a lo sumo irresponsable (como los tutores del campamento que desatendieron a Jason siendo un niño posibilitando así que éste se ahogue en el lago). La mayoría de los adolescentes –el target lógico al que apuntan los productores- deben proyectar en este siniestro personaje creado por Victor Miller en 1980 cualquier oposición de la vida real que les impide realizar esas actividades libremente: llámese la sociedad en general, la policía, los padres o el gobierno… Por eso, cuando Jason es derrotado en el final de cada film, la platea celebra como si se tratara de una victoria personal… hasta que la batalla se reanuda en la película siguiente. El nivel de identificación logrado por Cunningham y sus colaboradores es sencillamente impresionante. Lástima que esto sea cine y no un curso de marketing…

Producida por la Paramount Pictures, la saga encadenó ocho filmes hasta dejar de ser rendidora comercialmente con la execrable Martes 13: Jason toma Manhattan (1989). New Line Cinema compró los derechos sobre el personaje y plasmó otras tres secuelas: El último martes 13: La muerte de Jason (1993), la divertidísima Jason X (2001) y el desparejo crossover de franquicias Freddy vs. Jason (2003). Lejos de sus épocas doradas el serial killer se encaminaba a un letargo por tiempo indeterminado hasta que entró en escena Michael Bay. En su condición de productor Bay posibilitó la concreción de varias remakes de clásicos relatos de terror. Entre ellas, La masacre de Texas (2003), Terror en Amityville (2005) y Carretera al infierno (2007) que han recogido críticas más dignas de las que suele tener en su faceta de director. Formado en los video clips, Bay suele darle la chance de dirigir a colegas suyos surgidos del mismo medio como Marcus Nispel, Dave Meyers, Jonas Åkerlund o Samuel Bayer. Para la nueva versión de Friday the 13th volvió a confiar en Nispel quien consiguiera notables climas de suspenso en La masacre de Texas. Tras una disputa legal entre los estudios por el uso de las mismas locaciones de la Martes 13 original la contienda se resolvió salomónicamente: la producción sería compartida por ambas empresas. Resuelto el tema se les encargó el guion a Damian Shannon y Mark Swift quienes contaban con el antecedente de haber escrito Freddy vs. Jason. Se reunió un elenco con algunas caras conocidas –a diferencia de las precuelas donde rara vez se contrataba a un actor de cierto renombre- como Jared “Madera” Padalecki (de La casa de cera y la serie Supernatural), la hermosísima Danielle Panabaker (vista en Súper escuela de héroes, Los tuyos, los míos y los nuestros y Mr. Brooks), Amanda Righetti (de la serie The Mentalist) y Aaron Yoo (el amigo de Shia LaBeouf en Paranoia y uno de los protagonistas de 21 Black Jack). No podía faltar, tampoco, el célebre sampleado musical que identifica a la saga y que fuera compuesto por el olvidado Harry Manfredini. Pese a todos estos elementos de interés esta teóricamente remozada Viernes 13 (tal como decidiera titularla la distribuidora local quizás para no confundirla con las realizaciones anteriores) del siglo XXI apela a la más conservadora de las revisiones por temor a defraudar a su público y, para colmo de males, está pésimamente filmada por un desconocido Marcus Nispel.

Hay una presentación aceptable en la que un típico grupito de jóvenes ávidos de sexo y drogas acampa cerca de Crystal Lake. Uno de ellos narra como cuento oral lo que sucediera con la mamá de Jason casi tres décadas atrás. De alguna manera la sola mención del personaje pareciera invocarlo porque, tras materializarse en el lugar más rápido que un bombero, el loco de la máscara de hockey comienza a poner en práctica su vocación de carnicero con un entusiasmo admirable. Varios días después arriba a la zona otro grupo de chacotones candidatos a padecer el filo del machete de Jason. Se hospedan en una linda casita a la que también llega nuestro héroe Clay (Padalecki) en búsqueda de su hermana desaparecida (adivinen por quién). De aquí en adelante la ¿trama? se desarrolla en la más prosaica de las formas sin permitirse ni una sola idea que la diferencie de aquellos títulos que hicieran furor en su momento pese a su elementalidad. En Viernes 13 la audacia directamente no existe…

Descartada cualquier renovación desde el punto de vista argumental recaía en Marcus Nispel toda la presión para hacer de la remake un producto digno. Lamentablemente al realizador de Conquistadores (2007) esta vez lo traicionó su pasado como director de video clips: los asesinatos de Viernes 13 son los peores de la historia de la franquicia. La mala costumbre de que los planos duren menos de lo necesario para que puedan ser interpretados en su justa medida y el uso indebido en las situaciones más inoportunas de una fotografía “artística” -que impide visualizar correctamente sectores del campo visual- coartan su eficacia dejando un gusto amargo en la boca a quien esto redacta. Cineastas infinitamente más limitados que Nispel como Joseph Zito, Tom McLoughlin o John Carl Buechler comprendieron bien cómo debían iluminar, coreografiar y editar este tipo de material. Bay y Nispel demostraron no saber nada con esta gratuita rentrée moderna sólo en apariencia.

El desenlace de Viernes 13 es el típico final con gancho que usaban en los 80’s para anticipar la siguiente secuela con un caradurismo absoluto. La perspectiva de una nueva saga sin que se rompa el molde establecido por Sean S. Cunningham y Victor Miller me provoca más escalofríos que cualquier monstruo de ficción. El horror es la repetición, no el chapoteo de sangre…

Título: Viernes 13.
Título original: Friday the 13th.
Dirección: Marcus Nispel.
Intérpretes: Derek Mears, Jared Padalecki, Danielle Panabaker, Amanda Righetti, Travis Van Winkle, Aaron Yoo, Julianna Guill, Arlen Escarpeta, Nana Visitor, Chris Coppola y Caleb Guss.
Género: Remake, Horror.
Calificación: Apta mayores de 16 años, con reservas.
Duración: 97 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: UIP.
Fecha de estreno: 12/02/2009

Puntaje: 3 (tres)

El staff opinó:

Quizás a nadie le interese pero resulta que Viernes 13 es una remake de la segunda parte, no de la primera: en la original la madre era la asesina, Jason comienza su carnicería recién en la continuación. Vaya uno a saber porqué esta vez los distribuidores locales conservaron el título en inglés y dejaron de lado el clásico “Martes 13”. Aquí la fórmula del slasher clase B es reproducida al pie de la letra: tetas, culos, droga, laguito, machete y máscara de hockey. La historia es pura rutina, la realización deja mucho que desear y no hay ni una sola sorpresa desde todo punto de vista. Alguien le tendría que haber avisado a Marcus Nispel y compañía que este tipo de terror cuadrado por suerte desapareció: era necesario un aggiornamiento. Para colmo el único que “intenta” actuar es Jared Padalecki, alias Sam Winchester de Supernatural. Parece que el terror mainstream estadounidense sigue en picada…Emiliano Fernández (4 puntos)

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