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sábado, 27 abril 2024
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El Rapto: Adagio en mi país

Por Maximiliano Curcio

*Se advierte al lector que la nota podría contener spoilers

Dirigida por Daniela Goggi, y con sobresalientes protagónicos de Rodrigo de la Serna, Andrea Garrote, Julieta Zylberberg, Jorge Marrale y Germán Palacios, arriba a la cartelera local uno de los títulos más esperados de la presente temporada, estrenado y ovacionado en la edición número ochenta del Festival Internacional de Venecia, así como en la cita anual del prestigioso Festival de Toronto.

El Rapto adapta a la gran pantalla, en modo de libre transposición, el libro “El Salto de Papá” (publicado en 2017, con prólogo de Claudia Piñeiro) del escritor, sociólogo y periodista Martín Sivak, hijo de Jorge Sivak, dirigente estudiantil, guerrillero urbano, abogado defensor de presos políticos y exiliado. Su acomodada familia fue protagonista de uno de los secuestros más resonantes de la década del ’80, el denominado Caso Sivak, que tuvo como víctima al tío del autor, Osvaldo Sivak, y cuyo cuerpo apareció sin vida, en 1987. De nada sirvieron los trescientos mil dólares pagados por el rescate, años atrás. Tampoco la denodada búsqueda y el desesperado pedido de ayuda al gobierno, ni la exposición de la misma en los medios de comunicación. La justicia, una vez más, brilló por su ausencia en nuestro suelo.

El plano del thriller y el plano político social convergen con gran convicción expresiva en El Rapto, merced a un depurado trabajo de cámara en las manos de la directora de Abzurdah (2015), El Hilo Rojo (2016) y la miniserie María Marta: el Crimen del Country (2022). Con ductilidad, Goggi revisa zonas oscuras de una época en donde, fácilmente, las personas podían desaparecer de entre la multitud. Hacia comienzos de los ’80, monstruosos intereses sostenían la impune maquinaria que se alimentaba de sus propios actos perversos; el más abyecto atropello a la vida. Quizás, la pregunta aun continúe reverberando en nuestras conciencias: ¿qué futuro le depara a un país dominado por dicotomías ideológicas, incapaz de confiar en sus propias instituciones?

Valiéndose de una acertada fotografía a cargo de Fernando Lockett y la lograda ambientación en una Buenos Aires en los albores de la primavera alfonsinista (vestimenta, vehículos, casas, edificios, calles), El Rapto trae al presente un caso que conmocionó al país, contribuyendo a describir con precisión las capas subliminales de una época que prolongaba la corrupción, privación de la libertad, tortura y balaceras imperantes durante la última dictadura militar. Punto de partida para el deseo de instauración de una sociedad más justa, este film de valor testimonial sabrá pronunciarse contra el estado de violencia y denunciar las maniobras oscuras de los organismos de inteligencia, en donde integrantes de la Policía Federal (la mano de obra desocupada una vez caído el régimen dictatorial) llevaron a cabo su participación en grupos de tarea paramilitares, cometiendo secuestros extorsivos seguidos de muerte.

Con sobriedad, el film explora vínculos filiales resquebrajados por el trauma: un drama de tintes policiales implosiona en el centro neurálgico de una familia que verá su dinámica de rutina diaria drásticamente alterada. El personaje principal que interpreta un encomiable Rodrigo De la Serna, un padre de familia que regresa del exilio y cuyo hermano es secuestrado a plena luz del día (luego de ser fichado y entregado) carga sobre sus hombros el considerable peso de una vida salida de cauce. Su lenguaje corporal nos dice volúmenes acerca de la poca capacidad en administrar sus emociones. En cada instante de su vida, añora la compañía de su hermano mayor. Tiempo atrás, fue alguien perseguido por sus ideales, y de regreso al país debe falsear su procedencia. Porque la paranoia aun deambula en las calles…

Hincha del Rojo, por eso de rojo comunista, sabe de colores, ideales y razones que no se traicionan. Responsable del futuro de la empresa familiar -sostenida en negociados entablados durante los años de plomo por el patriarca de la empresa familiar, el personaje ficcional de Elías-, hay un dolor enquistado que enturbia su día a día. Fumador empedernido, su estado depresivo producto de la angustia y las zozobras financieras que atraviesa lo llevarán a un progresivo derrumbamiento físico y psicológico. Desmoralizado, se despedirá de cada uno de sus afectos antes de tomar una drástica decisión. Retrato de un hombre en destructiva transformación y espiral descendente, El Rapto es un film que define a nuestra generación y a la de nuestros padres, describiendo pormenorizadamente los resortes anímicos de una sociedad quebrada.

Ilustrando el peso de tragedias familiares, y radiografiando la intimidad de procesos dolorosos de sobrellevar, el largometraje es, a la vez, tanto un drama intimista como un relato universal de la enfermedad enquistada en lo más profundo de toda sociedad negadora de su realidad; porque la incomodidad invita a pensar y pensarnos. No te dejes desanimar, cantaba Charly en La Máquina de Hacer Pájaros, banda que irrumpe en el escenario del efervescente rock nacional de los ’70, justo en plena dictadura. De modo inteligente, y apelando a un gran vuelo metafórico El Rapto contrasta la esfera de la problemática y angustiosa adultez con el lúdico transcurrir de la infancia, entre juegos inocentes y pasiones futboleras, cubiertos por un manto de latente desprotección. Esos chicos crecían expuestos al peligro y al horror.

Mediante sutiles matices, la trama echa luz sobre una realidad aciaga, posibilitando un mensaje de alerta en pos de que semejantes atrocidades no vuelvan a acontecer, afín a la tradición de una industria dispuesta a echar una mirada constructiva sobre su pasado reciente. No resulta usual encontrarnos con este tipo de abordajes, desde el particular punto de vista que elige abordar la brillante El Rapto, sólido ejemplar que podemos relacionar con la reciente Un Crimen Argentino (2022, Lucas Combina). Con compromiso a nivel artístico y social, indaga en los pasos en falso de un sistema de gobierno democrático en ciernes, al tiempo que se escudriña la inercia fascista que se cierne sobre un país en sombras, institucionalmente frágil. ¿Dónde aguarda un resquicio de esperanza entre tanto desasosiego?

Junto a la participación de Andrea Garrote, en labores de coguionista, esta producción de Paramount+ y Rei Cine, expone la mayúscula putrefacción a nivel institucional: los cómplices de las fuerzas policiales y militares deambulan por los pasillos de la Casa Rosada, indudables resabios de un tiempo nefasto de reino del terror implantado. Con sensibilidad, sendas autoras apelan a la memoria colectiva, a fin de reflexionar acerca de los discursos sociales y políticos que dominaron los ánimos de un pueblo malherido, apenas levantándose de sus propias ruinas. De libertades maniatadas, embates históricos y devastadoras crisis económicas. El Rapto es un film necesario y orgullosamente argentino, señal de impostergable alerta en tiempos de insurgente negacionismo.

Título: El rapto.
Título original: Idem.
Dirección: Daniela Goggi.
Intérpretes: Rodrigo de la Serna, Julieta Zylberberg, Andrea Garrote, Jorge Marrale y Germán Palacios.
Género: Basado en libro, Thriller, Drama.
Calificación: Apta para mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 96 minutos.
Origen: Argentina/ EE.UU.
Año de realización: 2023.
Distribuidora: Digicine.
Fecha de estreno: 26/10/2023.
Estreno en Paramount+: 03/11/2023.

Puntaje: 8 (ocho)

Gentileza: Revista Siete Artes

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