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lunes, 29 abril 2024
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Sobrevivientes, después del terremoto: Homo homini lupus

Con el correr del tiempo los contenidos de Netflix han generado todo tipo de reacciones en los usuarios. Quienes se decantan por la crítica encarnizada deberían recordar lo limitadas que eran sus opciones antes del arribo de la N roja. Habrá que coincidir que los primeros años fueron espectaculares ya que por un único módico monto mensual se podía acceder a lo mejor de la producción de todos los estudios majors que no tenían inconveniente en ceder sus derechos por un precio justo. Con el éxito descomunal de Netflix las diversas compañías que la nutrían de series y películas advirtieron que se estaban perdiendo de muchos millones de dólares por no contar con una plataforma que les permita explotar sus propios catálogos. Así, se lanzaron al mercado hogareño para competirle mano a mano las ahora muy conocidas Amazon Prime Video, HBO Max, Star+, Disney+, Paramount+ o Apple TV+. Y aquí es cuando muchos suscriptores -algunos de vieja data- empiezan a demostrar su descontento ante el nuevo rumbo encarado por Netflix, que debió forzosamente cambiar su estrategia dándole prioridad a producciones autogeneradas de mucho presupuesto y escaso valor artístico/comercial. Hoy día esta situación parece estar atravesando vientos de cambio como consecuencia de la crisis económica derivada de la pandemia y el exceso de competencia dentro de un idéntico rubro. Pese a todo hay un aspecto que siempre deberá reconocérsele a Netflix: fue la precursora en otorgarle un espacio importante a cinematografías que hasta ese entonces no contaban con una entidad reconocible frente al gran público.

Por ejemplo, en Argentina han pasado más de dos décadas para que el cine surcoreano logre penetrar en un mercado dominado por Hollywood. Esto se debe no sólo a la calidad del cine de ese país asiático, que supera con holgura a lo que proviene de los EE.UU., sino fundamentalmente a la apertura que propuso la poderosa empresa de streaming al incorporar muchas producciones ajenas al acervo tradicional del idioma inglés. Era impensado que un espectador promedio tuviera la chance de ver cine ruso, polaco, danés o de alguna parte del continente africano. Ni siquiera se le hubiese ocurrido hacerlo porque el público estaba muy acostumbrado al predominio norteamericano en la mayoría de los títulos estrenados en sala grande. Netflix les acercó un abanico de posibilidades y muchos superaron los prejuicios iniciales abrazando la propuesta con paulatino entusiasmo. Y aprendiendo a separar la paja del trigo porque no todo lo que está a disposición vale la pena.

Retomando lo del cine surcoreano, más que films puntuales han sido algunos cineastas de renombre como Kim Ki-Duk, Hong Sang-soo, Park Chan-Wook, Lee Chang-dong, Bong Joon-ho o Kim Ji-Woon quienes han logrado abrir una pequeña ventana en la cartelera nacional gracias al apoyo de los festivales locales –Mar del Plata y BAFICI- y el aporte anual de la semana del cine coreano organizada por el Centro Cultural de la Embajada de la República de Corea. Todo esto es importante pero el impacto de películas como Primavera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera (2003); Oldboy: Cinco días para vengarse (2003) o la ganadora del Oscar Parasite (2019) se vio reforzado por un sinfín de material fílmico y televisivo con el que Netflix bombardeó a la audiencia en años recientes con el extraordinario pico de popularidad que significó la primera temporada de la serie El juego del calamar (2021). Es reconfortante saber que la calidad finalmente se impone en el gusto de la gente. Se requirió de una empresa de inmensa penetración cultural como Netflix para plasmarlo. Pero se logró y de aquí a futuro las perspectivas lucen prometedoras. Las expectativas son altas.

Dicho esto, el estreno en la pantalla grande de Concrete Utopia (2023), bajo el convencional título en español de Sobrevivientes: Después del terremoto, es una excelente oportunidad para seguir disfrutando de la fantástica actualidad que presentan los contenidos audiovisuales que vienen de Corea del Sur. En primer lugar, hay que destacar que la película fue preseleccionada por su país para representarla en la 96ª edición de los Premios de la Academia 2024 en la categoría de Mejor Largometraje Internacional. No quedó en la selección final pero el nuevo opus de Um Tae-hwa (Vanishing Time: A Boy Who Returned) no debe ser desestimado por esa razón ni tomado a la ligera. Porque partiendo de un argumento trillado consigue trascenderlo en base a un buen desarrollo de personajes, profundidad en la temática abordada e inteligencia a la hora de asumir decisiones creativas que posicionan al filme como un producto capaz de combinar el entretenimiento con el siempre bienvenido barniz del cine de autor. Y ello sin forzar un relato que fluye y está narrado como los dioses.

Concrete Utopia es una historia distópica ambientada en la ciudad de Seúl que cuenta lo acontecido a un grupo de vecinos cuando su edificio es el único en quedar en pie luego de una catástrofe que deja miles de muertos. Los sobrevivientes de los edificios linderos, transformados en una montaña de escombros, buscarán refugio de las inclemencias del tiempo -es invierno y hay temperaturas de 20° bajo cero- en el complejo Hwang Gung Apartments donde residen los protagonistas, todos aún en shock por la traumática experiencia vivida. ¿Quiénes son ellos? Tenemos a un matrimonio hetero joven (Park Seo-joon y Park Bo-young), a la mandona cincuentona Keum-ae (Kim Sun-young), su complaciente hijo Ji-hyuk (Lee Hyo-je) y, entre muchos otros personajes secundarios, el que se va a erigir como el más magnético animador/antagonista de esta propuesta, el turbio e inescrupuloso Yeong-tak (encarnado por la estrella internacional Lee Byung-hun). Una vez organizados en una suerte de consorcio, Yeong-tak asumirá el rol de líder de los propietarios y el primer tema que se votará en asamblea es si los no residentes en el edificio deben ser conminados a marcharse -entre otras cosas para evitar los conflictos relacionados con la distribución de agua y alimentos-. Yeong-tak sale fortalecido tras resolver satisfactoriamente esta prueba inicial y de a poco, a través de la confianza ciega que depositan en él los vecinos, permiten que el hombre acumule poder hasta mutar en un cuasi dictador. De hecho, hay varias analogías con el nazismo o con algún otro régimen totalitario.

Ya quedó dicho que el tema de la película no es novedoso. Está en la misma sintonía que cualquier relato de tono posapocalíptico, cuyo foco son las relaciones interpersonales en un contexto de crisis que potencian todas las bajezas y egoísmo del ser humano. Es profundamente inquietante que los escasos personajes en demostrar empatía por el prójimo son los que peor la pasan siendo castigados por evidenciar algún vestigio de humanidad. El perspicaz comentario social que suscribe el guion de Um Tae-hwa y Lee Sin-ji, basado en el webtoon “Pleasant Bullying” de Kim Sung-nyung, cumple su cometido de generar una catarsis fuerte y obliga al espectador a reflexionar sobre cuál sería su postura personal si estuviera en una coyuntura tan extrema como la que se plantea aquí. Si bien hay una intención existencialista en el tratamiento del guion el filme no olvida sus obligaciones como espectáculo masivo que es y lo apuntala con un mix de escenas impactantes donde se destacan los efectos visuales –muy bien dosificados-. Como en muchas obras surcoreanas en Concrete Utopia coexisten varios géneros como el thriller, el cine catástrofe o el drama descarnado. Algunos toques de humor aquí y allá ayudan a sobrellevar la tensión que, lógicamente, hace eclosión en un tercer acto que toma algún atajo argumental para darle un cierre a la trama (no molesta). El final es tan pesimista como era de imaginarse. Cualquier otra resolución no hubiese sido coherente. Y está bien que así sea.

Lee Byung-hun entrega una actuación poderosa como este jefe comunal resentido y dispuesto a todo para proteger sus departamentos de cualquier amenaza externa. Claro que en este caso el enemigo termina siendo más interno que otra cosa. La antigua locución latina Homo homini lupus (el hombre es el lobo del hombre) vuelve a demostrar su vigencia en esta parábola impiadosa que sabrán valorar los adeptos al género.

Título: Sobrevivientes: Después del terremoto.
Título original: Konkeuriteu yutopia a.k.a. Concrete Utopia.
Dirección: Um Tae-hwa.
Intérpretes: Lee Byung-hun, Park Seo-joon, Park Bo-young , Kim Sun-young, Park Ji-hu, Kim Do-yoon, Na Chul, Kim Hak-sun, Nam Jin-bok y Kwak Min-gyu.
Género: Catástrofes, Drama, Thriller.
Calificación: Apta para mayores de 16 años.
Duración: 130 minutos.
Origen: Corea del Sur.
Año de realización: 2023.
Distribuidora: BF Paris.
Fecha de estreno: 18/01/2024.

Puntaje: 8 (ocho)

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