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sábado, 27 abril 2024
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Drive my car: Esas voces que no sabemos escuchar

Por Nuria Vidal, corresponsal Cine Nueva Tribuna, España

Drive my car es un film de tres horas que se pasan volando. La historia necesita ese tiempo para desplegarse en toda su grandeza, en toda su poesía. El protagonista es un actor y director de teatro que tras perder a su mujer ensaya la obra de teatro “Tío Vania” de Chejov, con la particularidad de que los actores hablan cada uno en un idioma, incluso hay un personaje que habla en la lengua de los sordomudos. Y se entienden y se comunican y la obra fluye y funciona como fluye y funciona el dolor de Yusuke Kafuku y como fluye y funciona la relación con la conductora del coche rojo y con uno de los actores dentro y fuera de la escena.

Drive my car, basado en un relato corto de Murakami, es uno de esos extraños films que te invitan a caminar a su lado. Una prueba de que un cuento puede dar para una película de tres horas y de que el tiempo es algo profundamente elástico. Escribí estas palabras al volver de San Sebastián donde vi la película a las 10.00 de la noche con el miedo en el cuerpo de dormirme por el cansancio acumulado del día. Pero no. No solo no me dormí, al contrario. La dulce cadencia de las conversaciones que jalonan el film, con los interludios de los ensayos de “Tío Vania” y la voz acariciadora de la mujer muerta en las cintas en las que recita los diálogos de la obra, despertaron no solo mi conciencia, sino mis propias voces.

Dice el director Ryûsuke Hamaguchi que las razones que le llevaron a adaptar este cuento breve de Murakami, publicado en la antología “Hombres sin mujeres”, fueron tres: la intimidad de las conversaciones que establece Kafuku, el director de la obra, con su silenciosa conductora Misaki compartiendo su dolor, con el fondo de la voz de Oto, la mujer muerta; las múltiples capas que tiene la interpretación y más en esta obra donde todos conocen el texto, pero cada uno lo recita en su idioma y todos se entienden sin necesidad de comprender la palabra; la tercera razón es “la voz” que oye Kafuku en el actor Takatsuki: “Si uno desea ver en serio a los demás, no le queda más remedio que observarse en profundidad, de frente, a sí mismo”. Es este último punto el que me dejó impresionada y me llevó a dar un largo paseo nocturno por el puerto de Donostia antes de decidirme a volver a mi hotel.

La película despertó en mí las voces que oyes dentro de ti y te van avisando de las cosas, te van indicando los caminos, voces que tantas veces no sabemos escuchar agobiados por el ruido ambiente que nos condiciona en nuestra vida y en nuestras decisiones. Drive my car es una película para dejarse llevar, para mirarla y acompañarla como un amigo al que vale la pena prestar atención. Eso es lo que yo sentí en San Sebastián. No sé si en Barcelona o Madrid o donde sea que la puedan ver, se sentirá lo mismo.

Las películas son siempre iguales, pero nosotros cambiamos continuamente. En todo caso, no he querido hacer la prueba de volverla a ver. De momento prefiero quedarme con las sensaciones de esa noche en Donostia.

Título: Drive my car.
Título Original: Doraibu mai kâ.
Dirección y guión: Ryûsuke Hamaguchi.
Intérpretes: Hidetoshi Nishijima, Tôko Miura, Reika Kirishima, Sonia Yuan, Satoko Abe, Masaki Okada, Perry Dizon, Ahn Hwitae.
Género: Drama.
Clasificación: No disponible.
Duración: 179 minutos.
Origen: Japón.
Año de realización: 2021.
Plataforma: MUBI.
Fecha de Estreno: 01/04/2022.

Puntaje: 9 (nueve)

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