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domingo, 28 abril 2024
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Un pájaro azul: Próxima estación… crecer

Por Maximiliano Curcio

*Se advierte al lector que la nota contiene spoilers

Presentada en el último Festival de Cine de Mar del Plata luego de su exitoso paso por Biarritz, llega a las salas comerciales la última película de Ariel Rotter. El director de El Otro (2007) construye un relato intimista, cuya gestación data desde hace más de diez años, y posee ciertas referencias personales. Sin embargo, el proyecto debió esperar su momento justo para salir a la luz, convirtiéndose en la octava película de su trayectoria.

Viendo los primeros instantes del tráiler, uno podría pensar que Un Pájaro Azul echa a perder pronto la sorpresa, espoileando el conflicto central que desencadena la trama. Valeria, que acaba de enterarse que ha sido engañada por Javier, rompe en llanto, y le pregunta respecto a ‘la otra’. ¿Qué le vio? ¿Es linda? ¿Es inteligente? ¿Lo calienta? ¿Está enamorado? Javier se mantiene en silencio, porque hay algo más allá del encuentro furtivo. En realidad, la infidelidad que provoca un quiebre entre la pareja que protagonizan Alfonso Tort y Julieta Zylberberg es apenas el detonante inicial en un film con múltiples capas para analizar.

A lo largo de los primeros minutos, se nos comparte las dificultades que atraviesan Valeria y Javier, quienes llevan más de diez años juntos, y hace seis que están buscando traer un bebé al mundo. Sometida a infinidad de tratamientos de lo más engorrosos, Valeria deja cuerpo, espíritu y alma cada vez, sin resultado alguno. Ante continuas negativas, las esperanzas se esfuman, pero aún es tiempo de celebrar: acaban de comprarse una casa nueva. Tras el ventanal del todavía inhabitado hogar, un pájaro azul levanta vuelo y nos preguntamos si el augurio es favorecedor. Llamativamente, el color predominará durante todo el metraje, visibilizándose en simbolismos por doquier: coches azules, atuendos azules, cuadros azules. ¿Será que blue is the warmest color?

En paralelo al conflicto central, se activa en la trama otro de similar dimensión: la citada infidelidad, por parte de él: en un viaje de negocios, conoce a una compañera de trabajo que se convierte en su ocasional amante. Momento a partir del cual, el film da un giro de ciento ochenta grados, sosteniendo la siguiente hipótesis: Javier es un cuarentón que no termina de sentar cabeza, incapaz de hacerse cargo de su propia toma de decisiones y errores. Valeria lo confronta, y le enseña qué es amar de verdad y estar enamorado. Aunque luego acabará siendo esclava de sus propias palabras, rompiendo la armonía de otro hogar en aparente equilibrio, porque así es nuestra condición, y nadie es perfecto.

El responsable de joyas fílmicas como La Luz Incidente (2015), exquisito exponente del cine independiente nacional, es un cineasta que a lo largo de su filmografía se ha caracterizado por esquivar lugares comunes. Dispuesto a transitar zonas de dolor y ruptura, aquí lo hace colocándose en el centro neurálgico de una convivencia quebrada, ultrajada, de modo irreparable. ¿Cómo volver después de eso? Intelectual y sutil, Un Pájaro Azul valora el poder del silencio y avanza a tempo lento; no juzga a sus personajes ni baja línea sobre sus imperfecciones. Podemos intentar ser empáticos y colocarnos en lugar de tal o cual, pero la experiencia y las conductas tomadas bajo tan delicadas circunstancias suelen ser intransferibles.

Con una estelar participación secundaria de Norman Briski (proporciona su enésima clase actoral y es clave su rol en el desarrollo dramático), y notables apariciones de grandes intérpretes como Walter Jacob, María Villar, Romina Paula, Susana Pampín y Alejandra Flechner, Un Pájaro Azul elige abordar caminos impensados a la hora de ilustrar a esta pareja tambaleante. Solo Rotter sabrá porqué nos priva de disfrutar más aún del arco evolutivo que sufre el personaje de la excepcional Zylberberg. De modo contrario, el punto de vista y la focalización narrativa se posa, exclusivamente, sobre la mirada del personaje que compone un revelador Alfonso Tort, dando vida a un atribulado hombre de mediana edad, frustrado por la imposibilidad de convertirse en padre y sabiendo que traicionó la confianza de su compañera. Aunque, en verdad, debamos preguntarnos donde reside su genuino deseo.

Javier es un ser sin rumbo que reniega (o dice no recordar ciertos episodios) de su propio pasado, a quien le cuesta hacer las paces con su historia familiar (suponemos que perdió a su madre de joven y su ausencia es determinante) y que infructuosamente intenta convertirse en padre, aunque, en el fondo de la cuestión, parezca que no terminó de aprender a ser hijo. El delicioso y paternal rol que engendra el siempre inmenso Briski sabe aconsejar con las palabras justas: ‘cuida lo tuyo, lo que construiste’. Nos preguntamos cuál será el grado de inteligencia y capacidad emocional de Javier. ¿Será de poco hombre sufrir y llorar por amor? Durmiendo en el piso y dando tumbos en el trabajo, evidencia síntomas de inmadurez, impulsividad e incapacidad para procesar las pérdidas pasadas que afectan al presente.

Mientras Javier busca reconstruir su propia historia, la casa nueva puesta en stand by necesita de dedicada reparación. Implícitamente, la condición atañe al proceso de reconstrucción al que aspira la pareja, al menos desde el lado del muchacho, que asegura estar enamorado de aquella chica que lo dejó todo en su deseo de ser madre, y, sin embargo, él traicionó. El doble discurso aviva inseguridades latentes, mientras la mirada que Rotter ejercita sobre la pareja intuye que los años traen consigo desgaste. Entre cuentas pendientes e imperfecciones del vínculo, Valeria y Javier perseguían un proyecto en común, nuevos motivos para sonreír. Dentro de un contexto de adversidades, la ilusión se sostenía, como se podía. Por más amaneceres, encuentros amorosos y miradas sin apuro, como dice ella. No tardamos en darnos cuenta que los diálogos de esta película son una preciosura.

Pasajero en tránsito en el departamento de su padre, lo material cobra rigor simbólico, porque hay pertenencias que llevan consigo memoria. Una canción ilumina, y aunque a veces el acorde suene mal, será por siempre aquella que nos enamoró. Javier la escucha, una y otra vez, en ese viejo casete. Pero hay algo que no termina de cerrar. Busca excusas para justificarse, se siente sobrepasado por las circunstancias. Valeria lo interpela: ¿cuántos años tenés? Él no contesta, pero se desquita a su manera. ¿Logrará crecer de una buena vez? Inmerso en una crisis mayúscula, es hora de hacerse cargo, justo cuando otro problema mayor llama a la puerta: la inestabilidad laboral. Poco funcional resulta la inclusión de esta arista a un conflicto ya bifurcado de por sí, y no sería extraño sentir que a Un Pájaro Azul le faltó al menos media hora más de metraje para profundizar en las numerosas subtramas que propone.

Sin embargo, atención, esta no es una película convencional de parejas en crisis . El director decide no explorar con mayor cercanía la transformación interna que sufre el personaje femenino eje del relato, en manos de una de las más grandes actrices de nuestro país (y con notable presencia en el presente año: integró el reparto de Puan y El Rapto). Más allá de perder protagonismo a medida que el drama avanza, la sublime Julieta brinda a la película su conmovedora intensidad, condensada en un par de escenas monumentales. Es ella quien debe asimilar que ha sido engañada y ve sus sueños derrumbarse. Es ella quien sabe el enorme sacrificio que conlleva poner el cuerpo para poder maternar, y todo lo que ello implica cuando el deseo no llega a materializarse. La inconmensurable entrega de Julieta posibilita una interpretación de inmenso calado emocional, que se recordará por años.

Omnipresente a lo largo del metraje resulta la inclusión del tema “Estaciones”, autoría de la recordada Rosario Bléfari, a quien los créditos finales homenajean, y cuya versión recrea Julieta (además de gran actriz, ha incursionado recientemente en su veta de cantante). La inclusión de la canción funciona como sensible leitmotiv metafórico: la trama orbita alrededor de procesos personales y ciclos vitales que inexorablemente acaban por cumplirse. Siempre y cuándo sepamos captar la correcta señal, todo está por crecer. La intimista Un Pájaro Azul es la enésima muestra de una industria nacional que continúa gozando de muy buena salud.

Título: Un pájaro azul.
Título original: Idem.
Dirección: Ariel Rotter.
Intérpretes: Alfonso Tort, Julieta Zylberberg, Norman Briski, Susana Pampín, Romina Paula, Walter Jakob, María Villar, Verónica Hassan, Néstor Guzzini, Julián Larquier Tellarini, Alejandra Flechner y Eugenia Guerty.
Género: Drama.
Calificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 97 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2023.
Distribuidora: Cine Tren.
Fecha de estreno: 23/11/2023.

Puntaje: 7 (siete)

Gentileza: Revista Siete Artes

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