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miércoles, 1 mayo 2024
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La reencarnación: Sobre la transmutación de las almas en pena

Por Emiliano Fernández

Llega a la Argentina una nueva entrada, la tercera, en la serie japonesa J-Horror Theatre, producida por el padre del subgénero Takashige Ichise y la productora estadounidense Lions Gate. Las anteriores fueron Infection (Kansen – 2004) y La Premonición (Yogen – 2004), historias interesantes, tan oníricas como surrealistas, que ponían el acento en fantasmas vengativos y en la posibilidad de que la muerte no sea el capitulo final de nuestra existencia. Que La Reencarnación (Rinne, 2005) sea la mejor en esta antología del terror es resultado directo del muy buen trabajo de su director, el siempre solvente Takashi Shimizu (responsable de las Ju-on y de su remake norteamericana The Grudge).

La joven Nagisa Sugiura (Yûka) consigue un rol en la más reciente producción de Ikuo Matsumura (Kippei Shiina), un cineasta obsesionado con un crimen real ocurrido 35 años atrás, al que quiere convertir en película. Así nos enteramos que un profesor universitario asesinó salvajemente en un hotel a su familia, al personal y a otros turistas, mientras que filmaba todo lo acontecido con una pequeña cámara de 8 mm. A medida que se acerca el comienzo del rodaje, Nagisa sufre pesadillas y alucinaciones que la vinculan con la fuente de inspiración de su personaje, una niña que fue la última en ser masacrada. Creyéndose la reencarnación de esta pobre desafortunada, comienza una investigación a fin de comprender qué hay detrás de la recurrente presencia de espeluznantes almas en pena en el set.

Frente a un comienzo standard dentro del marco del terror oriental, con muertes furtivas y apariciones inquietantes, la película comienza a desplegarse y a crecer en su segunda mitad hasta llegar a un final muy logrado. Shimizu se muestra inspirado y consigue una bienvenida vuelta de tuerca al tema de los espectros que alguna vez fueron victimas y hoy son victimarios, a fuerza de no olvidar y bajo la decidida intención de cobrarse el dolor infligido. También colabora para bien el contexto de la trama, una filmación, y la estructura general de cine dentro del cine (hasta se incluyeron en forma implícita elementos de clásicos como El fotógrafo del pánico, La noche de los muertos vivos y El Resplandor, con bastante buen gusto por cierto).

Hay que aclarar que La Reencarnación puede ser un tanto confusa para el espectador desprevenido o no habituado a estas propuestas, acostumbrado a las soluciones inexpugnables del cine mainstream y sobre todo teniendo en cuenta las imprecisiones en lo referente a la transmutación de estos espíritus condenados. Proponiendo un desarrollo abierto a distintas interpretaciones y dosificando con talento los sustos y los momentos de aparente calma, el film consigue con creces atrapar la atención a partir de un relato ajustado y certero que oportunamente trae a colación los efectos colaterales de la impunidad y la posibilidad siempre latente de un merecido castigo, por más que este sea sobrenatural y encima a destiempo.

Nuevamente están presentes todas las características paradigmáticas que constituyen a los exponentes del horror japonés en tanto miembros de un grupo diferenciable y singular: la mitología asiática, el ritmo pausado, el tono lúgubre, la fugacidad del espanto, la relativa ausencia de sangre y un final fragmentado sostenido en un maravilloso montaje paralelo. Estos componentes tanto formales como del orden del contenido nos están indicando que todo el J-Horror representa, en relación a films hollywoodenses similares, no sólo una alternativa dentro de un mismo macro género, sino también la facultad que el mismo género demuestra, en manos apropiadas, para renovarse o por lo menos expandirse (aptitud generalmente ausente en el terror norteamericano). Sin llegar al nivel de obras maestras como Dark Water (Honogurai mizu no soko kara, 2002) o Audition (Ôdishon, 1999), La Reencarnación es una muy buena síntesis de este cautivante formato convertido en tendencia comercial debido al favor del público. Apoyo que por suerte, ya cumplida una década, parece no mermar.

Título: La reencarnación.
Título Original: Rinne.
Dirección: Takashi Shimizu.
Intérpretes: Yûka, Karina, Kippei Shiina, Atsushi Haruta, Shun Oguri, Marika Matsumoto, Mantarô Koichi, Tetta Sugimoto y Miki Sanjo.
Género: Terror, J-Horror.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 96 minutos.
Origen: Japón.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Pachamama Cine.
Fecha de Estreno: 19/07/2007.

Puntaje: 7 (siete)

El staff opinó:

Si bien no se aleja de la fórmula del J-Horror, Shimizu reaviva la llama del miedo a través de la sugestión y economiza recursos sin perder compostura-. Pablo E. Arahuete (7 Puntos)

A pesar del cansancio conceptual que provocan a esta altura los films de terror orientales, La Reencarnación es un sólido cuento de fantasmas que permite volver a celebrar el indiscutible talento asustador de Takashi Shimizu. Estremece lo suficiente…- Juan Blanco (7 Puntos)

Muy buena idea, lástima que el ladri de Takashi Shimizu se quedó a mitad de camino. No se puede objetar que posee muy buenas instancias e ideas de puesta en escena, pero no alcanza. Si buscan una peli de terror… definitivamente no lo es; digamos que es más la onda de suspenso sobrenatural de Dark Water-. Diego Saladino (6 Puntos)

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