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sábado, 27 abril 2024
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Sólo un sueño: Castillos en el aire

Por Silvina Palmiero

Cuando April (Kate Winslet) y Frank (Leonardo DiCaprio) se conocen, ella es puro glamour y él destila bohemia. Ella estudia actuación y él quiere experimentar la vida al máximo. Pero los años pasan, y los jóvenes que alguna vez se creyeron especiales no consiguen marcar la diferencia. Los Wheeler se transforman en una familia más, de existencia aletargada y aspiraciones nulas. Lo único revolucionario en sus vidas es el nombre de la calle en que viven (el título original del film), que parece una ironía del destino.

Sólo un sueño (Revolutionary Road, 2008) da cuenta de cómo la pareja busca refundarse y recuperar los sueños perdidos. Más interesante aún, aborda el efecto desestabilizador que este intento produce en un medio donde la inercia ha reemplazado al impulso vital. Frank y April planean mudarse a París, un viejo proyecto postergado. París es, en el fondo, una construcción mental, una metáfora merced a la cual los Wheeler dejan de ser engranajes de la maquinaria social. Con el viaje en el horizonte, Frank encuentra su propio paso en medio del rebaño de trabajadores anónimos y April recupera la energía y luminosidad perdidas. Escandalizan a sus compañeros y vecinos, despiertan recelos públicos y lágrimas privadas, en suma, ponen en evidencia la mediocridad y el vacío imperantes. Todo parece encaminarse para ellos, hasta que un nuevo embarazo hace tambalear su vuelo y amenaza con volver a sumirlos en la insoportable realidad.

Hay conceptos que cruzan la película y, lejos de redundar, toman diferentes connotaciones según el devenir del drama. Las nociones de hombre (entendido como ser humano íntegro y realizado), oportunidad, verdad, inmadurez y demencia adquieren la fuerza de una declaración de principios cuando su significado es compartido por los esposos, mientras que se fragmentan y relativizan cuando Frank y April dejan de percibir el mundo de manera unívoca. Las mismas palabras suenan como bálsamo reparador en ciertos momentos y como dagas asesinas en algunos otros. Por su parte, la figura de John, el matemático loco (Michael Shannon), no por evidente deja de ser acertada. Representa la gran paradoja de la película y refleja con exactitud la situación de April: primero aislada y mal vista por desafiar el orden establecido y luego cada vez más irracional producto de su infinita soledad.

Narrada primordialmente desde el punto de vista de esa protagonista víctima de su entorno y a la vez brutal artífice de su destino, Sólo un sueño cuenta con la actuación arrolladora de Kate Winslet, muy bien secundada por Leonardo DiCaprio, en el reencuentro de ambos once años después de Titanic. Es una película cruda, justa en su dramatismo y filmada con gran inteligencia y sobriedad por Sam Mendes, quien ya se había ocupado de señalar el absurdo de los convencionalismos sociales en su ópera prima de 1999, Belleza Americana. En este caso, su film cuestiona a un grupo conformista, que subestima la rebeldía y se aferra cobardemente a un falso bienestar, segregando –y en última instancia eliminando- lo diferente y desterrando todo rastro de su existencia al baúl de los malos recuerdos.

Título: Sólo un sueño.
Título Original: Revolutionary Road.
Dirección: Sam Mendes.
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Kate Winslet, Kathy Bates, Michael Shannon, Kathryn Hahn, David Harbour, Dylan Baker, Richard Easton, Zoe Kazan, Jay O. Sanders.
Género: Drama, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 119 minutos.
Origen: EE.UU./ Reino Unido.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 29/01/2009.

Puntaje: 8 (ocho)

El staff opinó:

Muy interesante drama de pareja que no deja herida sin sangrar. Más allá de las excelentes interpretaciones de DiCaprio y Winslet, resulta extraordinaria la breve intervención de Michael Shannon. La dirección de Sam Mendes sigue siendo un tanto impersonal pero en este caso consigue transmitir esa desazón existencial- romántica causada por la hipocresía, la soberbia y el no hacerse cargo de las decisiones cotidianas. A más de uno le va a doler… y mucho.Emiliano Fernández (8 puntos)

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