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domingo, 28 abril 2024
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007 Quantum of Solace: Una sombra ya pronto serás…

Por Pablo Arahuete

Hay una escena de 007 Quantum of Solace, aventura número veintidós del espía británico, que marca el fin de una era y el comienzo de otra en la saga de James Bond. La escena en cuestión tiene como rasgo significativo quitarle el peso a un elemento distintivo que caracterizaba al agente secreto y lo hacía único: el trago que habitualmente consumía tras haberse enfrentado con los villanos de turno o a punto de iniciar una nueva conquista amorosa. En la nueva era Bond ya no importa si se trata de un Martini agitado y no revuelto o de una Coca con ron tal como queda demostrado en el momento en que le preguntan al protagonista qué está tomando y él no tiene idea. Simplemente es un trago como cualquier otro que ayude a soportar el dolor de una pérdida o quizá que sirva de consuelo para una vida tortuosa y poco feliz. No es James Bond, es otra cosa mucho más próxima a los tiempos que corren; a la idea de equiparar a los héroes con los mortales que se golpean, que sufren, que traicionan, que matan despiadadamente y que sobreviven en un mundo donde el enemigo ya ganó su batalla.

No parece casualidad que la aventura número veintiuno de 007, Casino Royale (2006), haya sido el momento elegido para presentar al nuevo Bond interpretado por el “working-class” disfrazado con trajes de Armani Daniel Craig en un intento manifiesto de borrar de un plumazo a los Bonds anteriores, empezando por el irremplazable Sean Connery hasta Pierce Brosnan. Sin duda una afrenta para los nostálgicos que reclamaban a gritos elegancia en lugar de fuerza, ingenio en lugar de violencia y porque no decirlo ingenuidad en lugar de realidad. Entonces se podría conjeturar que el número veintiuno guardaba estrecha relación con otro veintiuno, el del siglo, porque los tiempos cambiaron y el anacronismo no alcanza. El interrogante quedó planteado: ¿resistiría Bond el paso del tiempo? 007 Quantum of Solace es la respuesta buscada porque ya no se trata de James Bond sino de un émulo de Jason Bourne (el de la trilogía Bourne, interpretado por Matt Damon): James Bourne.

Si bien aquellos asiduos lectores de la novela de Ian Fleming encuentran mayor fidelidad en el personaje encarnado por Craig, los cierto es que conceptualmente esta versión moderna de 007 se disocia absolutamente de la mística del pasado y asimila ya de forma explícita que el rumbo elegido por los productores será el de la acción y el vértigo tal como ocurre en los primeros minutos de este film con una persecución automovilística a todo trapo. Si el coche conducido por el espía es el Aston Martin legendario, eso es sólo un mero pretexto para la historia cuyo punto de partida y núcleo se relaciona directamente con Casino Royale: la venganza por la muerte de la amada Vesper. Esta vez 007 trabaja en paralelo para el MI6 y para sí mismo contra un enemigo que ha logrado infiltrarse hasta en la propia casa. Sin perder un segundo, el realizador Marc Forster deposita a nuestro héroe en un tour de force por Italia, Haití hasta llegar a Bolivia donde se desarrolla el conflicto principal: un oscuro empresario (el francés Mathieu Amalric, que a esta altura podría definirse como multifunción porque aparece tanto en películas de puro entretenimiento como en cine de autor) que está por cerrar un negocio con los militares bolivianos para apoderarse de las reservas de agua dulce. El inescrupuloso antagonista además tiene contacto con la CIA, aspecto que dificulta la tarea de 007 y la gélida M (Judy Dench), quien intenta evitar por todos los medios que su espía estrella tome riendas en el asunto aunque eso implique perder la batalla con los norteamericanos.

El resto es un conglomerado de secuencias de acción no brillantes pero que gracias a un sólido trabajo de montaje paralelo imprimen la tensión necesaria para que la película funcione como un buen entretenimiento de acción, deudora indiscutible de la ya mencionada trilogía de Jason Bourne. El guión del trío conformado por Neal Purvis, Robert Wade y Paul Haggis desplaza absolutamente la figura de la chica Bond (la última fue Halle Berry, el resto no existen) reduciendo toda presencia femenina, como la de Olga Kurylenko, al peligroso lugar de elemento decorativo o puro pretexto para que Craig saque a relucir su sex-appeal. Pero ese sex-appeal queda apenas reducido a cenizas cuando aparece en un primer plano el físico y los músculos de tipo duro que hacen de este James Bond un digno oponente de cualquier duro de matar.

Hechas las advertencias pertinentes y corrigiendo los errores que en el Casino Royale terminaban por deslucir una primera mitad impecable, 007 Quantum of Solace (cuya traducción aproximada sería: Cantidad de alivio) dejará completamente afuera a un nutrido grupo de nostálgicos y seducirá a otro numeroso grupo que pedía a gritos un cambio de maquillaje.

Título: 007 Quantum of Solace.
Título Original: Quantum of Solace.
Dirección: Marc Forster.
Intérpretes: Daniel Craig, Judi Dench, Olga Kurylenko, Mathieu Amalric, Jesper Christensen, Joaquín Cosío, Jeffrey Wright, Giancarlo Giannini y Gemma Arterton.
Género: Acción, Aventura, Thriller.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 106 minutos.
Origen: Reino Unido/ EE.UU.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: UIP – Sony.
Fecha de Estreno: 06/11/2008.

Puntaje: 7 (siete)

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