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lunes, 29 abril 2024
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Especial James Bond #1: Ian Fleming, el hombre detrás de 007

Por Alan Prince

Apuesto, refinado, el suspiro de las mujeres e idolatrado por los hombres, ese es James Bond, un ícono británico que desde hace 60 años se instaló en la cultura popular y logró mantenerse vigente con el paso del tiempo. En esta serie de notas vamos a hacer una recorrida al universo Bond, donde los libros llegaron a la gran pantalla, tuvieron diferentes intérpretes y su impacto fue tal, que muchas producciones no serían lo mismo de no ser por el agente con licencia para matar.

Desde CineFreaks los invito al universo del 007…

El gran Ian Fleming

El cerebro detrás de Bond, Ian Fleming, nació en Londres un 28 de mayo de 1908. De familia acaudalada, Fleming siempre se había caracterizado por una enorme imaginación, pero su vida no tenía el rumbo que esperaba.

Fleming era presionado por su madre, quien quería ver triunfar a sus hijos. Peter, su hermano, trabajaba en el Servicio de Inteligencia Británico y además era escritor, mientras que Ian solo buscaba divertirse, pero sabía que tarde o temprano tendría que hacer algo de su vida. Por lo que después de una aburrida experiencia como corredor de bolsa, finalmente tuvo un lugar junto a su hermano en el SIS en 1939, poco antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial.

En su labor como agente, Fleming participó en operaciones como Overlord y Goldeneye, sin contar los numerosos viajes y, cómo no, las mujeres. Pero pese a ello, Fleming no se sentía satisfecho a pleno. No fue hasta terminada la Segunda Guerra Mundial, en 1945, cuando finalmente renunció.

Con las numerosas experiencias acumuladas, sumada a su imaginación, Fleming sabía lo que quería hacer de su vida: ser autor de novelas de espías.

Bond, James Bond

Con un objetivo claro, una pareja estable y próxima boda, Fleming pasaba sus días con su prometida en su finca Goldeneye, en la costa norte de Jamaica escribiendo lo que sería su primer opus.

Influenciado por las novelas de Bulldog Drummond, más sus experiencias previas e imaginación, surgiría James Secretan, que no difería tanto de su autor.

Al igual que Fleming compartían el gusto por el juego de azar, el alcohol, los cigarros y las mujeres. Aunque también se diferenciaría por el hecho de ser un agente todoterreno, vestir trajes hechos a mano, pero sobre todas las cosas vivir al límite y siempre llevarse la chica además de cumplir con sus objetivos.

Sin embargo, algo no cuadraba: el apellido no lo convencía.

Usualmente Fleming escribía por las mañanas un promedio de 2000 palabras (algo equivalente a cuatro páginas en Word). Cuando no estaba con su obra se distendía en la playa paradisíaca, bañada por los mares cristalinos a observar su otra afición: las aves. Siempre con su guía a mano, allí un detalle le llamaría la atención: el nombre de su autor… James Bond.

Así nacería un mito. La combinación de nombres, definida por Fleming como “aburrido y poco interesante”, pero “anglosajón y bien masculino” serviría para definir a su agente, también llamado 007, en honor a uno de los mayores logros clave durante la Primera Guerra Mundial.

Con todo claro, su primera novela titulada “Casino Royale” (inspirada en una de sus misiones en Portugal, en la que Bond debía jugar una mortal partida de Blackjack), tendría el desafío de ser conocida por otros.

Bond y su primera misión

El hermano de Fleming, Peter, era un reconocido escritor que se centraba en guías de viajes y aquella influencia acercaron la obra de su hermano que junto al novelista William Plomer (futuro corrector) condujeron al editor Jonathan Cape, que lo ayudarían a pulir el libro.

Siendo Fleming principiante, pero a su vez habiendo tenido experiencia como periodista, luego de retirarse del Servicio de Inteligencia usaría aquellos recursos para trabajar los ganchos argumentales y concitar así el interés del lector.

“Casino Royale” tuvo su publicación en 1953 en Reino Unido con tres tiradas diferentes, rápidamente la obra se convirtió en un éxito siento distribuida también en Estados Unidos, aunque con menor suceso.

La enorme repercusión se dio no sólo por el marketing, sino también por la asombrosa capacidad de Fleming por combinar realismo con imaginación, descripciones crudas que mantenían al lector inmerso y no hablemos del “cliffhanger” conque terminaba cada episodio, donde se manejaba muy bien el suspenso.

El éxito en ventas generó que Fleming escribiera más aventuras de Bond, convirtiéndose Goldeneye en la cuna de sus próximas aventuras.

Pero sin irnos por las ramas (al menos por ahora), “Casino Royale”, como bien dije había llegado a Estados Unidos y con ello Bond se haría un lugar internacionalmente.

Bond a la americana

Con el éxito de su novela, la fama de Fleming se había catapultado. Las aventuras de Bond combinaban las historias de espías con elementos fantásticos y en Estados Unidos, aunque no tuvo una enorme repercusión, en 1954 la cadena CBS invitó a Fleming para adaptar su primer best-seller a la pantalla chica.

Para Fleming era un sueño cumplido: que su primera novela sea adaptada a la pantalla chica a un año de su publicación y en otro país, era tocar el cielo con las manos.

Casino Royale vería la luz en el tercer episodio de Climax!, un programa de antología que debutaba en la temporada 1954/55 por la CBS. Sin embargo, su primera adaptación a la pantalla chica tendría leves cambios, siendo uno de estos “americanizar” a James Bond.

Además, tenían la titánica tarea de adaptar el libro en tan solo una hora, un detalle no menor que quedó a cargo de Antony Ellis y Charles Bennett, frecuente colaborador de Alfred Hitchcock.

James, apodado como Jimmy Bond, fue interpretado por Barry Nelson, viejo conocido de la cadena CBS al haber protagonizado la serie The Hunger en 1952. Si bien Bond no gozaba de la popularidad que había tenido en el Reino Unido, su adaptación pasó desapercibida. Aún así, la CBS tenía la intención de llevar al 007 a una serie, una idea que tardaría unos años en llevarse a cabo.

Recién en 1958 Fleming fue contactado nuevamente para escribir una serie de James Bond, un proyecto que no se llevó a cabo y que el espía utilizó para una colección de cuentos titulada “Sólo para tus ojos” (For eyes Only, 1960). No sería el primer proyecto fallido que novelizaría.

Para la década del 60, la carrera del autor daría un enorme giro, pero eso vamos a verlo en el próximo episodio.

Continuará…

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