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jueves, 25 abril 2024
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Gonzalo Javier Zapico: Creo que uno es un poco lo que ha visto, leído, vivenciado…

Por Pablo Arahuete

La misteriosa y truculenta aparición de perros degollados se conecta tangencialmente con un triángulo amoroso entre una mujer y dos hermanos. El bosque de los perros es un film de género con pureza de estilo. En esta entrevista su director Gonzalo Javier Zapico nos introduce en un universo atravesado de obscuridad pero donde nada es tan claro ni siniestro tampoco.

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Pablo Ernesto Arahuete.- Las primeras escenas de la película tienen algo de ambigüedad. ¿Mantuviste esa ambigüedad de cierta manera para justificar las conductas de los personajes?

Gonzalo Javier Zapico.- Hay ambigüedad en casi todo el relato porque siempre me interesaron ese tipo de personajes, que no son del todo buenos ni del todo malos. Y todo el relato está impregnado de ese espíritu. En este caso es un riesgo que elegí correr, porque a un espectador desprevenido puede que se le escapen algunas cosas pero no quería ser demasiado explícito y siempre busqué trabajar la sutileza.

P.E.A.- ¿Cuál es la génesis de esta película, porqué el triángulo y porqué los perros?

Gonzalo Javier Zapico.- En un principio tenía la idea de unos adolescentes de pueblo que, de puro aburrimiento, salían a la hora de la siesta y hacían todo tipo de travesuras. La soledad del lugar a esa hora les daba cierta impunidad y terminaban maltratando a los animales de la zona, sobre todo a los perros. Viéndolo ahora en retrospectiva era una especie de Gummo (N de R: película de corte independiente dirigida por Harmony Korine en 1997) del conurbano bonaerense. El triángulo entre la chica y los dos hermanos fue apareciendo a medida que construía la historia. Ese fue el primer conflicto que trabajé, el “tironeo” de ella entre los dos varones. Y la idea de contar el cuento en dos líneas de tiempo, el pasado con ellos jóvenes y el presente con ellos ya adultos. Con las escrituras y reescrituras del guión, lo de los adolescentes se fue condensando y limitándose a los flashbacks, y la actualidad de los personajes fue cobrando mucho más valor y desarrollo.

P.E.A.- ¿Siempre tuviste pensados los personajes para estos actores, o fue al revés?

Gonzalo Javier Zapico.- Cuando sólo tenía una estructura y vislumbraba que la protagonista iba a ser una mujer se lo propuse a Lorena (Vega) y le conté la historia esperando que se interesara. Ella lo hizo y ahí escribí el guión pensando en ella para ese personaje. El resto de los actores fueron convocados una vez que iniciamos el proceso para filmar la película y ya con el guión definido.

P.E.A.- ¿Qué grado de participación tiene Lorena Vega en el proyecto más allá de la actuación en un rol central?

Gonzalo Javier Zapico.- Aparte de la actuación en el rol central, entre los dos armamos el elenco de la película. Sólo hicimos casting para los personajes de Mariela y Carlos jóvenes porque había algo específico que encontrar y era un physique du rol parecido a los actores adultos, que hacían de ellos mismos. Al resto de los actores ya los conocíamos de haber trabajado con ellos o de haberlos visto actuar. Entre los dos sugeríamos nombres y lo discutíamos.

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P.E.A.- ¿Cuánto tiempo te llevó el rodaje y qué te aportó en materia de puesta en escena la locación?

Gonzalo Javier Zapico.- El rodaje se realizó en 4 semanas, y las locaciones más que a la puesta en escena aportaron al clima que quería generar. La película fue rodada casi en su totalidad en Vicente Casares, un lugar que yo conocía gracias a un gran amigo periodista y escritor, Ezequiel Kopel. Y donde yo había filmado mi primer cortometraje. Es una zona rural, apartada, muy posible para la historia que quería contar, donde era factible que mientras la gente durmiera la siesta los jóvenes hicieran sus travesuras.

P.E.A.- ¿Sos partidario de la difusión del cine argentino a través de plataformas on demand o estás enrolado en el grupo de aquellos que prefieren la sala de cine a pesar de la gigantesca asimetría y limitaciones en relación a los tanques comerciales y la mala predisposición de exhibidores locales?

Gonzalo Javier Zapico.- Siempre voy a preferir la sala de cine porque creo que es el mejor ámbito para la visualización de una película pero no estoy en contra de nada si sirve para difundir el cine nacional.  A veces veo a alguien viendo un capítulo de una serie en el celular estando en un tren, colectivo o en el subte, y un poco pienso qué picardía, pero comprendo que es inevitable, no se puede ir contra esas cosas, así que respiro hondo y sigo.

P.E.A.- ¿Te manejás mejor con los géneros como el thriller o el suspenso para desarrollar tus historias, o simplemente cada proyecto busca donde acomodarse mejor sin seguir códigos o postulados?

Gonzalo Javier Zapico.- Me gusta el suspenso como la herramienta fundamental que tiene al espectador atrapado en lo que uno está contando y lleva adelante el relato. En este caso salió un thriller pero creo que podría no haber sido así. Por otro lado, siempre he sido un gran lector de novelas policíacas de género negro. De autores como Jim Thompson o Raymond Chandler. O un poco más acá Sergio Olguín. Creo que de alguna manera todo eso se escurre por ahí cuando estoy armando una historia. De hecho, en otra escala por supuesto, en Mariela hay algo de ese comisario mentiroso y manipulador de “1.280 almas”, de Thompson y eso fue porque cuando eran sólo algunas ideas sueltas un amigo director y guionista, Valentín Javier Diment, al que le conté lo que tenía, me dio esa historia para que leyera. Creo que uno es un poco lo que ha visto, leído, experimentado, vivenciado y al momento de expresarse recurre a una mezcla de todo eso.

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